lunes, 13 de agosto de 2007

Homenaje: Moisés Lebensohn y la Argentina soñada

"La libertad de los pueblos no consiste en palabras, ni debe existir en papeles solamente. Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad; y este canto maquinal es muy compatible con las cadenas y opresión de los que lo entonan. Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad. ¿Si me considero igual a mis conciudadanos, por qué me he de presentar de un modo que les enseñe que son menos que yo? "
MOISÉS LEBENSOHN, 1940

Ayer, 12 de Agosto se cumplieron los 100 años de su nacimiento en Bahía Blanca, años más tarde su familia se radicó en Junín, donde ejerció su profesión de abogado y activo militante radical y fundó el diario "Democracia", importante elemento de difusión ideológica.

Fue el gran organizador de la juventud radical, herramienta fundamental para la renovación que a su entender, debía realizarse indefectiblemente para retomar la senda irigoyenista abandonada por la conducción "unionista", que había llevado al partido a una desviación ideológica orientándolo hacia la derecha del espectro ideológico.

El dio fundamentos doctrinarios al radicalismo, en su lucha contra el régimen oligárquico aliado al imperialismo expoliador, con un aporte tan fundamental, que su influencia se siente en la actualidad con enorme fuerza.

En 1936 fue electo concejal por la Unión Cívica Radical. Entre los años 1938 y 1946 el Movimiento de la Juventud Radical realizó cuatro congresos nacionales, en dos de ellos -el de Córdoba (mayo de 1938) y el de Chivilcoy (mayo de 1942)- fueron planteados los fundamentos ideológicos que sirvieron de base para la fundación el 4 de abril de 1945 en Avellaneda Pcia de Bs As del Movimiento de Intransigencia y Renovación.

Combatió los viejos métodos electorales, que convertían al partido en una maquinaria electoral dominada por caudillejos que luchaban mas por la conquista de prebendas personales que por ideal alguno. Impulsó el voto directo de los afiliados para combatir las corruptelas internas.

En lo ideológico impulsaba una profunda reforma agraria, la obligatoriedad de la enseñanza media, una política de emancipación económica, en lo social defendía los derechos de los mas necesitados luchando por alcanzar una sociedad mas justa que proteja a todos sus miembros.

El programa de la JR de Buenos Aires, redactado por Lebensohn constituirá la base del Programa de Avellaneda, condensado en el célebre documento conocido como "La Declaración de Avellaneda".

En 1949 presidió el bloque radical en la Convención Nacional Constituyente, en la que pronunció su célebre discurso retirando a la representación radical de la convención En 1953 fue elegido presidente de la Convención Nacional de la UCR, donde tuvo una destacada actuación.

El 13 de junio de 1953 falleció el legendario Moisés Lebensohn, uno de sus amigos el Dr. Alejandro Gómez, que fuera posteriormente Vicepresidente de la Nación, recordaba su última partida en tren de la Ciudad de Bs As hacia Junín, un luchador gigantesco contra la adversidad, sumido en la pobreza, con un enorme corazón e incorruptible en sus ideales, así lo recordamos hoy, un ejemplo para la posteridad de conducta e idealismo en su estado mas puro.

Corrían los días de junio de 1923 cuando en un modesto periódico de la campaña del interior bonaerense un joven de tan solo quince años escribía con la pasión propia de su edad: “Nuestra voz se hará sentir con toda vehemencia cuando ello sea necesario en salvaguarda de los derechos e intereses del pueblo”.

Tres décadas más tarde, ante la inminencia del final de su corta pero fecunda vida, un hombre de tan solo 45 años exclamaba impotente ante la tarea inconclusa: “En el país hay mucho que hacer. Hay que luchar, luchar, luchar...”.

Estos dos momentos señalados, el de la vehemencia juvenil y el del mensaje final ante la muerte, cobran el valor de toda una síntesis de lo que fue y representó la vida de Moisés Lebensohn.

El suyo es uno de esos casos en que el olvido deliberado y culposo en que se lo pretende sumergir por parte de ciertos sectores, no hace otra cosa que acrecentar su recuerdo y revivir su prédica constante que a pesar de todo, todavía resuena en los pueblos más remotos de esta provincia de Buenos Aires que lo vio sin pausa ni cansancios recorrer sus polvorientos caminos llevando el mensaje de su fervor nacional y su auténtica concepción radical.

Fue la lucha el símbolo de su vida, la misma que entregó generoso y sin vacilaciones a la causa del pueblo, a la que dio lo mejor de sí.

Y frente a ese pueblo que genialmente Hipólito Yrigoyen definiera como la Causa, estaba el Régimen, a quien Lebensohn con precisión meridiana definiera en 1937 como “los restos de la oligarquía terrateniente enriquecida por la valoración de la tierra forjada por el esfuerzo de dos generaciones; los especuladores y financistas impacientes que juegan en gigantesca tómbola con el trabajo nacional; los grandes capitales que monopolizan los recursos de nuestra economía succionándola con sangría permanente; la sedicente minoría ilustrada que coloca el prestigio de sus apellidos y de su figuración política y social al servicio de los trusts internacionales”.

“Esta es la hora del hombre del pueblo... si es que queremos alcanzar la victoria no temamos la participación dominante del hombre del pueblo, que es nuestra única fuerza. Que él sea la figura central de nuestro partido”, solía repetir en todos los lugares.

Y porque creía en las posibilidades transformadoras de la Unión Cívica Radical y conocía cuales eran los defectos y falencias de la vieja máquina partidaria, dedicó sus esfuerzos a combatir lo que el entendía eran los factores que impedían al radicalismo retomar el cauce yrigoyeniano.

Fue Lebensohn un convencido que sólo los jóvenes sin complicidades con el pasado serían los artífices del cambio añorado. Por eso contribuyó como ninguno a nutrir y enriquecer ideológicamente a la Juventud Radical, que lo tuvo como el más entusiasta de sus animadores y bajo cuyo influjo y dirección se inició una serie de grandes congresos juveniles que fueron delineando el bagaje doctrinario que diera origen en 1945 al Movimiento de Intransigencia y Renovación.

Animador permanente del accionar de la Juventud Radical, por aquellos años cuarenta, Lebensohn esbozó en cada uno de sus incontables discursos producto de esa militancia juvenil, las aspiraciones y sentir de los jóvenes radicales de entonces, que son sin duda también las mismas que trazan la línea gruesa del pensamiento que anima a quienes hoy han recogido su legado.

A su inspiración y redacción se debe el programa de la Juventud Radical de 1944, que reclamara en lo interno el voto directo de los afiliados, la representación de las minorías y la realización de asambleas, y ofreciera en lo externo todo un programa de realización en el camino de la liberación definitiva de Argentina.

1 Comments:

At 13 agosto, 2007 12:42, Anonymous Anónimo said...

Leido con atención, lo publicado y referido a Moises Lebensohn, nos damos cuenta que estamos como en aquellos tiempos, poco a cambiado en nuestra Argentina, ahora tenemos celulares y TV color.

 

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