viernes, 3 de marzo de 2006

EL AMOR Y EL CORAZON MASCULINO

Un estudio reveló que las peleas matrimoniales perjudican el normal funcionamiento del corazón y que el hombre de la pareja es el que más sufre, en el caso de que su mujer sea excesivamente posesiva.
(EFE).- Las peleas entre casados son perjudiciales para el corazón de ambos, pero si él o ella tiene afanes de control excesivo sobre su cónyuge, las consecuencias para el marido pueden ser peores.
La Universidad de Utah (EE.UU.) realizó un estudio científico en el que se señala que la ateroesclerosis, o endurecimiento de las arterias coronarias, es más probable en las esposas cuando sus maridos son agresivos, pero más común en los hombres cuando uno, o los dos, trata de controlar la situación."Las mujeres hostiles corren el riesgo de sufrir arteriosclerosis, especialmente si sus maridos también lo son", afirmó el profesor Tim Smith, cuyo estudio será presentado mañana en la reunión anual de la Sociedad Psicosomática de los EE.UU."El nivel de dominio o control tanto del marido o de su cónyuge no está vinculado a la salud cardíaca de la mujer.
Por otra parte, la agresividad, tanto de él o de ella, no estuvo vinculada a la arteriosclerosis masculina", señaló el científico.Sin embargo, el comportamiento dominante tanto de él como de ella sí estuvo relacionado con una mayor incidencia de la ateroesclerosis en los maridos, agregó.
La conclusión sobre la relación psicosomática de las rencillas conyugales fue extraída en un estudio realizado entre 2002 y 2005 a 150 parejas de entre 60 y 70 años en las que uno de los cónyuges era cinco años mayor o menor que el otro.
A cada participante se le pagaron 150 dólares, recibiendo al cabo de los estudios un examen de tomografía por computadora para determinar la calcificación arterial, que puede causar un ataque cardíaco.Frente a frente y en una sesión grabada se pidió que la pareja discutiera el tema más controvertido de su relación, como las finanzas matrimoniales, el cuidado de los niños, las vacaciones o los quehaceres hogareños, entre otros.
En ese enfrentamiento de unos seis minutos se escucharon comentarios hostiles como: "a veces eres muy estúpido" o "eres negativa todo el tiempo". Una frase dominante fue "no quiero que hagas eso" o "tienes que hacer esto". Según Smith, los comentarios pasivos fueron: "esa es una buena idea, hagámoslo".
Otro no tan amistoso fue: "si para ti es importante, haré lo que digas"; y uno más agresivo: "haré lo que quieras si me dejas en paz".Una vez analizados los datos y los exámenes tomográficos, los investigadores determinaron que cuanto más hostiles eran los comentarios de las mujeres mayor era la calcificación de sus arterias.
Los niveles más altos de calcificación fueron encontrados en "mujeres que tenían un comportamiento hostil en una relación con maridos que también eran hostiles", según Smith.
Los hombres que tenían una actitud dominante o de control y cuyas esposas mostraban un comportamiento similar tenían más posibilidades que otros hombres de sufrir un endurecimiento grave de sus arterias.Otra forma de decirlo es que ya sea por ser una persona que busca controlar la situación o que está casado con una persona con una actitud similar "es suficiente para promover la arteriosclerosis en los hombres", según Smith. "Por lo tanto, en las parejas en que no existe una lucha por el control, los hombres tienen un nivel menor de arteriosclerosis", añadió.
En resumen, según el científico, la hostilidad en las rencillas conyugales es mala para el corazón de las mujeres, en tanto que el comportamiento de control durante esos conflictos es muy malo para el músculo cardíaco masculino. Según Smith, "las divergencias son un hecho inevitable de una relación. Sin embargo, la forma en que hablamos durante esos desacuerdos nos da una oportunidad de hacer algo saludable".
Para el científico si se busca cuidar la salud cardíaca de los hombres hay que pedir a la pareja que resuelva sus conflictos sin tratar de ejercer control. Y si la preocupación es el corazón femenino, hay que encontrar las soluciones sin actitudes hostiles.
Al fin de cuentas, cuando la preocupación por el ser querido es de verdadera importancia, lo mejor es evitar las hostilidades y las intenciones de controlar la situación, añade.Hay muchas formas de proteger el corazón: no fumar, hacer ejercicios, comer de manera inteligente y también "prestar mucha atención a la relación conyugal", según el científico.