miércoles, 12 de abril de 2006

BUENOS AIRES: YA FUNCIONA LA PRIMERA PLANTA DE BIOGAS


La idearon en la UNICEN y desde enero opera en Olavarría. Reducirá los gases de un relleno sanitario que causan el efecto invernadero. Hace un año Universia anunciaba el proyecto con sus protagonistas merced a un proyecto conjunto entre el municipio de Olavarría y la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires (UNICEN), la ciudad del cemento pasó a ser, desde hace muy poco, la pionera en poner en funcionamiento un proceso de reducción de gases que causan el efecto invernadero.
En enero se puso en marcha en la vecina localidad ?que hoy se hace llamar a sí misma la capital de la región- la primera planta de biogás del país y la segunda de Latinoamérica que quema los gases producidos por la basura y los recupera en forma de "bonos verdes", que cotizan en el mercado internacional.

La planta comenzó a funcionar el 9 de enero y fue presentada públicamente la semana pasada. Para su construcción, la Municipalidad invirtió 466 mil pesos, que serán recuperados en los próximos diez años.

La iniciativa se lleva adelante en el marco del Protocolo de Kyoto, y por un acuerdo con el Banco Mundial que se comprometió a comprar los "bonos verdes" que generará la planta por capturar y destruir el biogás.

El proyecto surgió en 2002, por iniciativa de un grupo de docentes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Centro que buscaba generar recursos a través de la basura que se producía en el distrito. Luego de varios estudios, concluyeron que la alternativa más viable era la recuperación del biogás, que generaba el relleno sanitario municipal.

El biogás está constituido mayoritariamente por metano y dióxido de carbono: ambos causan el efecto invernadero. La reducción de estos gases es una de las formas de implementación del Protocolo de Kyoto que firmaron 120 naciones en 1997, y constituye un fuerte compromiso para evitar el efecto invernadero.

Superados varios estudios de factibilidad, la UNICEN y el Municipio resolvieron presentar el proyecto de construcción de la planta ante el Fondo de Carbono del Banco Mundial que, a través del programa "Mecanismo de Desarrollo Limpio", contempla la comercialización de los "Certificados de Reducción de Emisiones", más conocidos como "bonos verdes".

¿Qué son estos bonos? Es el valor en dólares que se paga por cada tonelada de dióxido de carbono mitigado.

¿Cuánto vale cada bono? Depende del mercado: en Latinoamérica, cada tonelada se cotiza entre los 5 y 7 dólares; en Europa los valores rondan entre los 4 y 8 euros. ¿Qué compran? Básicamente, aire puro.

El relleno de Olavarría cuenta hoy con unas 140 mil toneladas de basura que generan gases y la ciudad , de unos 100 mil habitantes, produce 85 toneladas diarias de residuos sólidos. En la UNICEN estiman que la planta quemará alrededor de 17 mil toneladas anuales de dióxido de carbono, lo que le reportará al Municipio unos 300 mil pesos. Aunque todavía no hay fecha confirmada, estiman que para este mes quedará oficialmente inaugurada.

El proyecto nació en plena recesión cuando un grupo de empresarios del Parque Industrial olavarriense se acercó a la Facultad de Ingeniería de la UNICEN para saber si se podía generar recursos a través de la basura.

La inquietud pronto derivó en un estudio exhaustivo de los residuos, para conocer en principio qué desechaban los olavarrienses.

El análisis comprobó que había un fuerte componente orgánico y poco papel y cartón. En función de esto, se pensaron tres alternativas y se llevó adelante un estudio de factibilidad económica, social y ambiental, para decidir cuál era la más indicada.

En una nota concedida al diario platense Hoy la ingeniera Estela Santalla, responsable del proyecto junto a su colega Gabriel Blanco, sostuvo que "la primera opción era recuperar material como cartón, plástico y vidrio para ser reciclado. La segunda, fabricar un combustible sólido alternativo que sirviera para el funcionamiento de los hornos de cemento. La tercera, capturar el biogás y aprovecharlo con fines energéticos". Ganó la última alternativa.

Tenía un factor importante a su favor: la existencia del relleno sanitario municipal que había comenzado a funcionar a fines de 1999. La quema de gases aparecía como una instancia superadora en el tratamiento de la basura que solucionaría temas ambientales como los malos olores y la polución de napas freáticas.

La posibilidad de aprovechar ese biogás, para la generación de energía, "representaba un avance tanto desde el punto de vista tecnológico como ambiental y social", acotó Santalla. El proyecto tiene una fuerte arista social ya que los fondos que el Municipio obtenga por la venta de los "bonos verdes" deberán ser invertidos en obras que mejoren el medio ambiente en localidades del partido.

En tal sentido ya está en marcha el primer trabajo que es la construcción de la red de agua potable en Espigas, una localidad de 550 habitantes ubicada a 80 kilómetros de la cabecera, cuya escuela, a través de sus alumnos, fue la ganadora del Foro Joven del Centro que organizó la Universidad en nuestra ciudad, el año pasado, con un proyecto basada en la fundación de un club para la localidad.

En cuanto a la red de agua la obra costó casi 360 mil pesos, que fueron financiados a medias entre el Banco Mundial y el Municipio.